Mujer venezolana comienza a romper el “Techo de Cristal”

Hoy en día, el trabajo es igualmente importante para los hombres y para las mujeres, y en este sentido las féminas venezolanas luchan por llegar a altos cargos que le son muy apetecibles, buscando así romper el techo de cristal.

Por Desireé Lozano Zorrilla y Gabriela Iribarren (*)

 

La participación de la mujer en el mundo laboral tiene una corta historia en Venezuela. “Es a finales de los 70 que hay una participación activa y progresiva de la mujer en el mercado laboral”, señala Susana Dakduk, profesora del Iesa, quien desarrolló en 2012 un estudio sobre la satisfacción laboral de la mujer en Venezuela.

“Encontramos que el trabajo es igualmente importante para los hombres y para las mujeres. En el pasado para las mujeres se trataba de una actividad adicional. Pero en la actualidad esto ha cambiado y ahora se suma el tema económico, que comienza a darle un sentido distinto”.

Ahora bien, explica que si bien puede existir prejuicio por parte de algunas organizaciones para incorporar a las mujeres o permitirles llegar a cargos altos, asegura que también es cierto que las mujeres tienen algunas limitaciones por su estilo de vida “y eso no obedece a un techo de cristal que la sociedad le imponga”.

Según Dakduk, el tema vocacional es muy relevante. “Los hombres tienen el deber de trabajar. Las mujeres le dan gran peso al tema del bienestar en el trabajo, que el trabajo sea una prolongación de la casa”.

Señala que las mujeres pueden poner al margen temas laborales por temas personales. “Socialmente le es permitido hacer un break en el desarrollo de su carrera porque quieren hacer danza, yoga, un posgrado, atender a los hijos, etc”. Resaltó que esas cosas comprometen su desarrollo de carrera en igualdad de condiciones para competir con el hombre.

Los altos cargos ejecutivos son apetecibles por las mujeres, precisó. “Conseguimos que más de 70% de las mujeres están orientadas al logro y al poder; de hecho, no hay diferencias respecto a los hombres”.

Dakduk considera que en las organizaciones no existe la intención de darle preferencia a uno u otro género.

Con respecto al tema de la compensación salarial afirma que el mismo está condicionado por la experiencia laboral y por los méritos acumulados de la persona más que por el género. En este sentido explicó que ha habido un cambio general en el mercado laboral venezolano, donde el crecimiento no es necesariamente horizontal, sino vertical.

Según lo indicó, está demostrado que hay una diferencia entre el estilo masculino y femenino. “Las mujeres tienen mayor orientación social y los hombres hacia las  organizaciones. Las mujeres son más afectivas, buscan más el contacto. Los hombres son más directivos, crean ambientes más funcionales. En el terreno de los conflictos las mujeres son más conspiradoras, son más suspicaces. El hombre pasa la página”.
Nos ponemos obstáculos

Para Mariana Frías, presidenta de ARS Publicidad, a veces las empresas ponen los obstáculos, pero en otras ocasiones son las mismas mujeres.

 “Si bien es cierto que algunas empresas poseen ciertos paradigmas en relación al crecimiento de las mujeres dentro de las organizaciones, también es cierto que en muchos casos somos las propias mujeres quienes nos ponemos esos techos ficticios”.

Sin vacilación afirma que los altos cargos ejecutivos son apetecibles para las mujeres. “Nosotras tenemos tanto deseo de crecimiento como cualquier hombre. Es un tema de deseos de superación, crecimiento, desarrollo, logro, y triunfo”.

Acotó que observa que el comportamiento en las empresas es exactamente igual para las mujeres que para los hombres. No hay diferencia alguna.

Pero con respecto a la brecha salarial “me atrevería a decir que sí existe desigualdad en el salario entre el hombre y la mujer. Nuestro campo laboral sigue siendo dirigido por el sexo masculino y por tanto son los hombres los que definen las reglas, indican qué es lo esperado y de qué manera es lo reconocido”.

Al referirse a las leyes laborales dijo que considera que las leyes actuales son desfavorables para la mujer. “Si bien parecen proteger al recién nacido y a la madre trabajadora, han arrojado muchas preguntas en relación a reclutamiento, compensación, otorgamiento de responsabilidades, etc”, precisó.

Apuntó que las mujeres que logran ocupar altos cargos gerenciales tienden a ser sumamente exigentes. “El camino para ocupar esa posición debe haberles exigido mucho más en términos de desempeño y de demostrar de lo que son capaces. Son retadoras, disciplinadas y rigurosas”.

Desde su punto de vista, la mujer que lidera altos cargos en Venezuela realiza varios aportes. “Ante todo, la comprensión del ser humano además del profesional y el trabajador. Seguidamente el tema del  multi tasking. No es mito, es realidad, las mujeres estamos en capacidad de realizar varias tareas a la vez lo que nos da una mayor eficiencia. Por naturaleza somos mucho más responsables y comprometidas, eso trae como consecuencia mayor eficiencia en el liderazgo de la organización”.

En este sentido concluyó que 
la mujer que trabaja en Venezuela tiene un reto auto-impuesto muy complejo: Lograr ser excelente mujer, esposa, madre y profesional. “No estamos dispuestas a sacrificar nada y queremos seguir siendo reconocidas en los distintos roles”, concluyó.


Creemos que tenemos impedimentos

Zonia Bezara de Atencio, presidenta de Zoom International Services, asegura que las actitudes y prejuicios de algunas profesionales contribuyen a fortalecer los techos de cristal. “La falsa creencia de que la competencia, necesidad de expansión y agresividad en los negocios son características masculinas limitan la ventaja de tener una ejecutiva capaz en puestos claves”.

Agregó que muchas organizaciones no consideran tener mujeres en altos cargos debido a razones sexistas.  En este sentido dijo que los cargos ejecutivos son apetecibles para las mujeres pues son la recompensa al esfuerzo y el tesón, representan el reconocimiento al trabajo y la cúspide de la trayectoria.

Al referirse a la legislación laboral actual indicó que la misma ha blindado a la mujer como individuo, madre, ciudadana y trabajadora. “Legalmente tenemos el mismo papel protagónico del hombre, pero los prejuicios culturales y sociales son una barrera que se debe superar para que todo funcione”, precisó.

Afirmó que sí existe una clara diferencia entre hombres y mujeres en el campo laboral y salarial.

“A pesar de la existencia de leyes en nuestro país que prohíben la discriminación, es muy común que las mujeres ganen menos que los hombres en las mismas posiciones”.

Con respecto a la diferencia entre el estilo masculino y el femenino explicó que según trabajos de campo realizados por catedráticos, profesores y técnicos de investigación comparando varias empresas con diferente composición sexual en altos cargos (una sin presencia femenina) concluyeron que las mujeres en la administración de empresa tienen: mayor sensibilidad hacia las relaciones y mayor capacidad de comunicación, mayor reconocimiento de la influencia de los aspectos emocionales y personales en el desempeño del trabajo, más en cuenta las necesidades personales y un mayor respeto a la vida privada de las personas que dirigen, estilo de dirección y trabajo más metódico y organizado, con mayor practicidad y capacidad de resolución.

En este contexto indicó que el aporte de la mujer en el campo laboral venezolano es fundamental pues posee la capacidad de entender la empresa desde una perspectiva integral y no jerárquica.

Según su punto de vista un gran reto es el clima organizacional de las empresas que puede presentar el mayor interés desde la perspectiva de género. “Es aquí donde características reconocidamente femeninas parecen cobrar especial relevancia”, apuntó.


El techo de cristal existe

“Claro que existe el techo de cristal en Venezuela”, dijo Yennifer Castañeda, directora general del Centro Médico de Caracas, quien considera que pudiera existir desconfianza por parte de los ejecutivos de una organización en delegar responsabilidades a las mujeres, “posiblemente por la manera en que nos perciben,  reflejo de otra generación de mujeres que se dedicaron sólo a criar a los niños  y de repente se encuentran frente a una mujer tomando decisiones trascendentales en una empresa. Recientes estudios han concluido que en muchos casos el techo de cristal es creado por la misma mujer, quien por su educación y formación social es menos competitiva que el hombre, y desperdicia oportunidades valiosas”.

Recalca que los altos cargos son apetecidos por las mujeres “pero para lograr esos cargos creo que -además de los estudios y la preparación- es importante tener claro los objetivos y trabajar muy duro para cumplir con las responsabilidades que nos corresponden y siempre tratar de dar algo más”.

Castañeda considera que cualquier Ley que beneficie a los trabajadores es plausible porque de seguro los hará más productivos. “Si además, el espíritu de la Ley potencia el sano desarrollo de los niños y permite que la mujer cubra todas sus necesidades como madre, es excelente; sin embargo, tiene que haber un equilibrio entre el grado de desarrollo de una sociedad y sus leyes. La sociedad y su legislación deben velar por todos sus miembros”. Agrega que –como un efecto del techo de cristal- la mujer suele tener una menor remuneración que el hombre por el mismo trabajo que realiza.

Según Castañeda, no existen grandes diferencias entre el estilo masculino y el estilo femenino en altos cargos. “Los estilos de gerencia no dependen del género, sino de las personalidades de los que ejercen los cargos supervisorios. Ahora bien, creo que las mujeres tenemos más sensibilidad para atender ciertos asuntos en las organizaciones”.

Indicó que un informe de la OIT del año 2012, señaló que solo 15% de las mujeres forman parte de los consejos directivos de las empresas más importante de los Estados Unidos, mientras que en Europa sólo 1 de cada 7 miembros directivos es mujer.

“En Venezuela no se manejan cifras, sin embargo, mi percepción es que en cargos medios existe una proporcionalidad entre ambos sexos, pero la teoría del techo de cristal es una realidad inexorable pues hay muy poca representación de las mujeres en Venezuela en altos cargos directivos”.

El compromiso lo es todo

“Si eres un ejecutivo comprometido con tu trabajo, con tu desarrollo profesional, preocupado por mantenerte actualizado en tu área de experticia, la meta natural es hacer carrera dentro de la organización en la que trabajas o incluso en la industria, y cada vez ocupar posiciones que te permitan crecer profesionalmente, sin importar el género. Los cargos ejecutivos son apetecibles, independientemente del género, raza, religión o condición social”, indicó Mariadela Larrazábal, presidenta ejecutiva de Dayco Host

No creo que exista un techo de cristal; y si lo hubiera, pienso que se trata de barreras construidas por las mismas personas –independientemente de su género- bien sea porque no poseen las herramientas y/o competencias o no completaron su formación profesional”, agregó

Al referirse a las leyes laborales venezolanas dijo que son el marco que norma la gestión de las empresas y la relación con sus empleados y “pienso que el espíritu de quienes las crean es siempre generar la mejor relación laboral entre empleadores y empleados, independientemente de su género”, precisó.

Considera que los factores determinantes para la promoción de un profesional en cargos de alta responsabilidad son sus competencias, su capacidad para agregar valor a la gestión, su compromiso con el trabajo realizado; a su juicio el género no hace la diferencia.

Opina que ni desde su perspectiva, ni desde su experiencia de más de 20 años de trayectoria en empresas de origen local y transnacional observa que exista desigualdad de género en el campo laboral.

“Al frente de la gestión que realizo actualmente, los profesionales, indistintamente hombres o mujeres, están tasados y remunerados de acuerdo a los indicadores del mercado, tratando siempre de construir la mejor relación para ambas partes”, añadió. Las diferencias en el campo laboral, están determinadas por las capacidades profesionales”, reiteró.

Con respecto a si existe alguna diferencia entre el estilo masculino y el femenino en altos cargos apuntó que existen tantos estilos de gerencia, como personas en esos cargos pues cada uno desde sus rasgos individuales le imprime su sello personal a su gestión.

“Cada gerente que conozco y con el que he trabajado, tiene un estilo particular de  liderazgo determinado por su carisma, sus valores, su formación profesional, su experiencia de vida, en donde su género, es sólo uno de esos elementos que lo caracterizan más no lo que define su desempeño”.

(*)Publicado en Business Venezuela (Edición 335)

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