FOTO 2En los países latinos, utilizar el Madre antes de una palabra es casi un adjetivo que describe a la persona como muy especial, excelente en su profesión o muy grande. Y titulo así este posteo tocando el tema de la mujer en el mundo laboral.

Recientemente escuchaba a una amiga (pasa los 45 años) sin hijos, vive alquilada en un anexo pequeño, pero ubicado en una zona bonita de la ciudad, decir que su perfil era el perfecto para un cargo alto en una compañía de relaciones comerciales. Y a juzgar por el ritmo actual, quizás hasta desde mis recodos patriarcales estuve de acuerdo, ¿Quién mejor que alguien con ese perfil para estar más tiempo en el trabajo que en su vida misma? La reflexión tácita, es: Si es Madre es muy complicado.

Claro, también es cierto que cada quien tiene sus prioridades.

En Venezuela, ser una empleada madre y buena es ser ¡¡ Madre Empleada!!, o sea tremenda empleada pues. Eso sin contar que un gran porcentaje asume sola la educación de sus hijos, y debe garantizar el sustento al hogar y a la vez estar allí cuando el infante la necesita.

Para las de recursos limitados, la cosa es color de hormiga. Ellas no deben darle gracias al sistema sino el sistema a ellas, porque existen y aportan a pesar de los obstáculos, como bajar cientos de escaleras temiendo que un mal vecino las atraque o les cobre vacuna (así le llaman en los barrios populosos de Caracas a la acción de ser el primero en ser robado(a) ), tomar un jeep para llegar a las faldas de la ciudad, tomar otra camioneta y luego llegar a un metro que presenta retrasos porque la población de la capital aumentó, no hay suficientes vagones y hay que darse empujones para pasar. Esto con la criatura de la mano, en brazos o con el corazón en suspenso si es que acaso la dejó atrás en un hogar de cuidado diario)

Tiene 3 horas bregando para llegar. Dios la libre si trabaja en uno de esos lugares donde debe marcar tarjeta. Unos minutos de retraso pueden ser una calamidad. Aun así debe mostrarse dispuesta, con buena presencia (punta en blanco como decimos por estos lares), sin importar cuánto eso pueda costar.

De paso debe lograr los objetivos planteados, asumir más trabajo del que el contrato estableció, porque de eso trata crecer y además todos lo hacen a su alrededor y nadie rechista; estar 8 horas de su vida resolviendo los intereses de terceros o los suyos (si es que acaso el trabajo le gusta) para luego soñar con la hora de salida, pensando que debe buscar a su criatura antes de que colapse el tránsito y/o caiga aquel palo de agua o tormenta que anunciaron en el noticiero.

Pueden pasar tres horas para llegar finalmente o más si se vive a las afueras de la capital, lo que es muy común en estos tiempos. Luego llega a cocinar, a ayudar en las tareas a una criatura que se está durmiendo igual que ella, a limpiar, a lavar… a arreglar un morral o varios, en fin a cuadrar el día siguiente que probablemente sea exactamente igual y aun así ser feliz y agradecida con lo que se tiene.

Pero este trajín… es como una historia muy complicada, así que como que hasta casi me convenzo de que una mujer sin tanto “enrolle”, es la que mejor se adaptaría a un cargo de retos.

Sin embargo los estudios revelan que las empleadas madres producen más, son más responsables y comprometidas y lo son aún más si la empresa pública o privada entiende que para ellas la prioridad es su familia.

Es que lo contrario desde mi perspectiva es una anomalía. No se trabaja entre otras cosas ¿para echar para adelante, para darles educación a los hijos, para desarrollarse como persona y disfrutar de la vida? Tener una familia para no tenerla no tiene sentido y ningún sistema que se base en esta premisa puede tener éxito. Y cuando digo éxito, no me refiero a lo cuantitativo, porque ya hemos visto, que cuando un empleado(a) cae de cansancio, hastío, pues hay una larga fila de reemplazos y la vida continúa, la producción, las ganancias en ascenso y en el caso de la administración pública pasa lo mismo, la lista de gente esperando por un cargo es inmensa.

Escuché en demasía cuando era niña que la familia es la base de la sociedad. Y hoy que me he adentrado al mundo de la Responsabilidad Social me atrevo a decir que esta frase nunca antes cobró más sentido.

Las mujeres casi dejan de ser mujeres para existir en el competitivo mundo laboral y ni hablar si tienen dotes de líder y gerentes. Allí abundan aquellas que dejan de ser ellas para sobrevivir. Son tan competitivas y con horarios y compromisos tan exigentes que a veces te preguntas a qué hora simplemente son mujeres.

Pero no todo es tan complicado. Hay sus excepciones. Recientemente escuchaba al especialista en Responsabilidad Social Empresarial, Victor Guedez, citar a Franklin Delano Rooselvelt “Cuando los pícaros descubran las bondades de la honestidad serán honestos por picardía”. Cada vez conozco casos de Empresas en Venezuela que han descubierto que son más rentables y productivas si son socialmente responsables, con todos sus relacionados empezando con sus empleados. La conciliación laboral y familiar es un modelo digno de estudio.

Una empresa con empleados felices en un clima laboral en armonía, con una buena jerarquización de las prioridades internas, buena gerencia y trabajo en equipo altamente efectivo definitivamente se traduce en éxito cuantitativo y lo más importante cualitativo.

Además si en una empresa exitosa el alto porcentaje de sus integrantes son mujeres, vale la pena sentarse a reflexionar más allá. La madre modela conductas si acaso no es fundamental en este trabajo. La sociedad que queremos modelar también comienza por analizar estos aspectos y más en un país donde en muchos hogares todo gira en torno a la madre.

Si una mujer es feliz, sus hijos también porque parafraseando a Facundo Cabral, no hay recuerdo más bonito que recordar padres felices y ¿no es así como se fortalecen las futuras generaciones y la sociedad armoniosa que queremos?

“En una empresa exitosa el alto porcentaje de sus integrantes son mujeres, vale la pena sentarse a reflexionar más allá”.

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Anaiz Quevedo Zambrano
Anaiz Quevedo Zambrano
Pareja, Madre, hija, hermana, amiga, mujer amante de la música, las plantas, el cine, libros, los chocolates, de la Vida. En mi camino me gradué de comunicadora social, estudié varios semestres de psicología, un postgrado en dinámica de grupos mención intervención psicosocial; soy renacedora profesional, con formación en liderazgo y la mujer. Tengo interés en la Conciliación vida familiar y laboral, en RSE, en constelaciones familiares. Mi búsqueda continua, trabajando en mi propósito de estar 100% disponible conectada a la vida

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